Alrededor de los 10 meses el bebé gatea, pero antes experimenta el equilibrio y desequilibrio mediante el balanceo hasta que llega el momento en que deja todo el peso en una parte del cuerpo, adelanta un brazo y la pierna contraria comenzando a gatear. Con el gateo el bebé trabaja la lateralidad, la coordinación y todas las articulaciones se centran y articulan, además de ofrecerle una mirada en tres dimensiones que desde el suelo no tenía. Es muy enriquecedor jugar con el bebé imitando sus posturas, movimientos, para sentir lo que está explorando y poder entenderlo, para eso vuelvo a remarcar el jugar en el suelo, tumbados, disfrutando del momento.
Por su parte, el gateo puede sufrir algunas alteraciones cuando no tiene el desarrollo suficiente por el hecho de que sin darse cuenta de ello, los adultos se interpongan en él, por lo que el niñ@ busca otra forma de explorar. Algunas de estas alteraciones son el salto de conejo (Se arrastran con el culete o saltan con él); trepar (si el niñ@ está en un corralito o cuna demasiado tiempo aprenderá a trepar para ver lo que hay en el exterior porque no tiene espacio suficiente para explorar el gateo); el juego de camello (Gateo, pero se adelanta el mismo brazo y pierna, entonces la espalda hace el movimiento de un camello)… Aun así podemos ayudar al bebé dando marcha atrás en su desarrollo, es decir, empezando por los primeros pasos para que vaya marcando el propio bebé el proceso a seguir, ofreciéndole espacios más amplios en los que explorar desde el suelo siendo acompañado por mamá y papá.
Sobre los 11 meses ya comienza a explorar el ponerse de pie apoyado con la tripa y las manos en algo (pared, mesa…) y se moverá lateralmente. Con el tiempo, lo hará sin apoyos. ¿Habéis probado alguna vez a intentar imitar este gran paso del bebé? Os invito a intentarlo, ya que es muy costoso, hay que hacer mucha fuerza en las piernas para pasar de estar de rodillas apoyado en una mesa con las manos a impulsarse mediante el balanceo a ponerse de pie. Así, nos daremos cuenta de que es muy importante que haya seguido todos los pasos anteriores, ya que a través de ellos trabaja la fuerza en las piernas, va colocando en su lugar cada vertebra, recolocando las articulaciones… para poder llegar él solito a la siguiente postura o movimiento.
Entre los 12 y 15 meses al estar de pie abrirá las piernas y los brazos y los echará hacia delante, comenzando así a dar los primeros pasos. Poco a poco cogerá confianza, permitiéndose jugar con el equilibrio hasta controlarlo y poder colocar los brazos y piernas en marcha frontal. Lo que nos pasa a los adultos en esta etapa del bebé es que tenemos tantos miedos de que se caiga, de que se haga daño… que se los transmitimos al bebé agarrándole de las manos mientras anda, por lo que coge confianza con los brazos levantados o incluso igual no está preparado para andar y se está forzando su espalda y piernas sin saberlo… No se tiene en cuenta que si el bebé no dispone de tiempo en el que explorar por sí solo el equilibrio hasta llegar a la marcha frontal es muy probable que no se sienta segur@ de pie y pida ayuda porque no siente la confianza suficiente y porque es como le han enseñado sus figuras de apego. ¡¡Respiremos tranquil@s y acompañémosle en esta aventura de aprender a andar por sí solo!! Tomando siempre acompañar como estar ahí con él, apoyándole, dándole seguridad y confianza en cada paso.
Sobre los 15 meses será capaz de realizar la marcha rápida. Todavía tendrá la parte superior del tronco recta y a partir de los cuatro años comenzará el movimiento en ella, por lo que no hay ninguna prisa de que ande, corra… cada bebé tiene su proceso… ¿por qué no disfrutar de ello con calma?
Dejando el desarrollo motor a un lado, durante esta etapa de 1 año a 2, el bebé también comienza a desarrollarse cognitivamente mediante los paisajes mentales, que son intenciones, deseos, sentimientos, atención, pensamientos y recuerdos; y al tener la memoria más desarrollada es capaz de recordar experiencias a través de estos paisajes y de revelar sus intenciones a través de la mirada, los sonidos, movimientos del cuerpo y la palabra. Por eso, ha pasado de vivir en el aquí y ahora a vivir en el pasado, presente y futuro inmediato. Además, emocionalmente, el apego aumenta cada vez más y le surgen sentimientos diferentes según con quién esté.
A partir de los 18 meses reconoce su figura en el espejo y comprende que es él quien está reflejado, por lo que se toca a él mismo y observa, y no toca al espejo pensando que es otra persona. Por eso les gusta tantísimo mirarse al espejo.
Sobre los 20 meses el lenguaje se va desarrollando cuando llega el momento adecuado para él al igual que otras muchas capacidades como empezar a representar acontecimientos pasados, presentes y futuros; ser capaz de imaginar cosas antes de que sucedan o sin más, imaginarlas y emplear símbolos y señales para designar a personas y cosas concretas incluso a él mismo.
El problema que encuentra el bebé al ir utilizando el lenguaje como medio de comunicación es que no expresa tan bien las experiencias que vive como el lenguaje no verbal que utilizaba hasta hace poco… ¿Cómo expresar con palabras ese regalo que le hace a mamá o a papá desde una mirada llena de sentimientos y emociones cuando se despierta?
Entendiendo y experimentando todos los pasos que van dando los bebés las madres y padres se sentirán más seguros a la hora de jugar con ell@s, aunque pienso que siempre es más enriquecedor el vivir la aventura día a día dejándose llevar por el bebé, él es el mejor guía en su propio desarrollo natural, ¿por qué no dejarnos enseñar por él?
Laura Rodriguez Puertas