Pautas para la prevención de la imaginación suicida en adolescentes
Artículo original de:
El Observatorio de la salud de la infancia y la adolescencia
Esta obra de Hospital Sant Joan de Déu está bajo una licencia de Creative Commons.
VER:
JORNADA SOBRE BULLYING en Beasain
http://bizieskola.eus/es/event/jornada-sobre-bullying/
La adolescencia es una etapa llena de cambios físicos y psicológicos, que marcarán en gran medida nuestro correcto desarrollo y transición a la edad adulta.
En muchas ocasiones los cambios que experimentamos se pueden llegar a vivir con resistencia y negatividad, favoreciendo la aparición de enfermedades o incluso de pensamientos/conductas suicidas.
En este artículo queremos hablar de la prevención del suicidio en adolescentes, ya que el proporcionar información veraz y objetiva sobre el tema, es la principal herramienta de prevención que podemos utilizar.
La Organización Mundial de la Salud ha catalogado el suicido y sus intentos, como unos de los problemas más graves de la sociedad actual, en la etapa de la adolescencia. Veamos a continuación algunas estadísticas relacionadas:
- El suicidio es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 25 años, y la sexta causa de fallecimiento en edades comprendidas entre los 5 y los 14 años.
- En el 90 % de los casos el suicidio va vinculado a algún tipo de trastorno mental.
- Las personas afectadas por depresión tienen una probabilidad de riesgo suicida 20 veces superior a la media de la población.
Partiendo de la base de que cualquier trastorno de base neuropsicológica es tratable, y por tanto susceptible de mejora, es esencial que además como padres, amigos, educadores u otros profesionales tengamos una mínima formación relacionada con la prevención de la conducta suicida. Pasamos a comentar algunos consejos:
¿Qué sentimientos puede manifestar un adolescente con ideación suicida?
- Pensamientos de que la vida no merece la pena, la soledad de que nadie puede ayudarle y que nada va a cambiar a positivo.
- Sentirse hundido, sin fuerzas, con cambios bruscos de humos, falta de interés por la vida, trastornos del sueño…
- Conductas adictivas, por ejemplo al alcohol o algún otro tipo de drogas.
El escenario ideal sería aquel en el que el propio adolescente da señales de alarma, solicitando la ayuda necesaria que pueda evitar un desenlace relacionado con la culminación del suicidio. Pero cuando esto no sucede algunos consejos que como padres podemos llevar a cabo son:
1. Vigilar la evolución de la depresión y de la ansiedad, evitando que esta aumente sin control.
Todos podemos tener un mal día, pero cuando un estado de ánimo “deprimido” del adolescente es sostenido en el tiempo hay que intervenir. Las conductas de jóvenes vinculadas con depresión, suelen ir asociadas a momentos de aislamiento, ganas constantes de llorar, y vulnerabilidad y debilidad ante situaciones en las que no se deberían darse estos sentimientos.
No esperes si este es el caso a que tu hijo acuda a ti, aproxímate a él y ofrécele tu ayuda. El diálogo en confianza es una herramienta excelente para poder analizar el fondo de las situaciones que puedan generar en él los sentimientos de depresión y la oportunidad de ofrecerle acceder a algún tipo de ayuda profesional.
2. Escucha a tu hijo adolescente, incluso cuando no te habla.
Diversos estudios han demostrado que la imaginación suicida se da en un porcentaje más alto, cuando al comunicación entre padres e hijos no es la adecuada.
Evita que tu hijo esté sólo, planifica actividades compartidas y ayúdale a descubrir nuevos hobbies, entornos y compañías gratificantes. El deporte o las actividades culturales en grupo (música, teatro, etc.) pueden ser una excelente herramienta de apoyo.
3. No ignores las amenazas de suicidio de tu hijo, pensando que pueden ser solo para llamar la atención.
No relativices cualquier comentario de tu hijo, incluso aunque sea esporádico. Habla con él, incluso ponte en su lugar explicándole que tu adolescencia no fue fácil y que no siempre la vida es como desearíamos. La mejor forma de entrenar para la resiliencia es trabajándola desde la cotidianeidad del día a día.
4. Busca ayuda profesional.
Si la conducta de tu hijo te preocupa o consideras que te faltan herramientas personales para ayudarle, accede al consejo profesional. Seguro que la ayuda de un experto no sólo servirá de ayuda para tu hijo, sino también para ti de cara a seguir ayudándole con más seguridad y confianza. Recuerda que a ninguno de nosotros nos enseñaron a ser padres y no existe un manual del buen padre. Cada hijo y momento de la vida es diferente y el consejo profesional puede llegar a ser una excelente herramienta de coaching para los padres.
5. Comparte sus sentimientos.
Recuerda a tu hijo, cada día, que no está solo… y que los sentimientos de tristeza y depresión también pueden llegar a formar parte de la vida de los adultos. Acompáñale a que interprete con normalidad sus sentimientos.
6. Anima a tu hijo a que no se aísle, ni de los amigos ni de la familia.
El compartir momentos con otras personas es un excelente foco de distracción y de los pensamientos negativos reiterados.
7. Recomiéndale que practique algún deporte.
Como comentábamos anteriormente es una excelente actividad de socialización, pero también conlleva beneficios a nivel físico, sobre todo por la liberación de endorfinas vinculadas con la practica de una actividad física, que inciden de forma positiva en la mejora del estado de ánimo.
Ayuda a tu hijo escoger una actividad deportiva adecuada, y apóyale en su incorporación, mantenimiento de la practica y en los progresos alcanzados.
8. No exijas a tu hijo demasiado.
Hasta que vayas viendo que la terapia u otras acciones de apoyo aplicadas empiezan a surgir efectos, no le presiones más de la cuenta. Exponerle sin necesidad a un nuevo foco de estrés no le ayudará. Acompáñale en el proceso de volver a adquirir confianza en sí mismo, así como también de recuperación de la autoestima, respetando su ritmo y sin forzarlo.
9. Los resultados no son inmediatos.
Recuerda a tu hijo, en el caso de que esté bajo algún tipo de tratamiento o terapia, que los cambios requieren su tiempo. Háblale desde tu experiencia personal, normalizando la situación, y explicándole que la recuperación se basa en un proceso formado por diferentes etapas, diferentes hitos alcanzados. Refuerza positivamente cualquier nuevo progreso que veas en tu hijo.
10. Ten especial cuidado con focos de riesgo.
Nos referimos a compañías no apropiadas, que no sean un punto de apoyo para la recuperación de tu hijo, o incluso de elementos que puedan ayudarle a consumar cualquier nueva tentación de suicidio (medicamentos, bebidas alcohólicas, etc.).
Como hemos comentado en este artículo, tu rol como padre o madre es esencial tanto para la prevención de posibles conductas suicidas en tu hijo, como para el tratamiento y reeducación necesaria para la mejora del foco que las genera, que normalmente suelen ser episodios de depresión.
Así mismo, no descartes nunca la opción del consejo profesional, tanto para evaluar si la conducta de tu hijo requiere de su intervención, como para cualquier duda relacionada con la ayuda que tu le puedas ofrecer.
Acceso a las fuentes consultadas:
Organización Mundial de la Salud. [Fecha de consulta: 19/03/2015]
Diez cosas que los padres pueden hacer para prevenir el suicidio. Helathy Children. [Fecha de consulta: 17/03/2015]
Caring for Your Teenager. American Academy of Pediatrics. [Fecha de consulta: 17/03/2015]
que actividad estimulante puede ayudar a los jóvenes a alejarse del pensamiento suicida