La alimentación incide directamente sobre el aprendizaje de un niño, ya que este se compone de cuatro aspectos importantes, los cuales lo vuelven integral, más allá de solamente referirse al cerebro como el órgano que capta el aprendizaje, señalaron especialistas e nutrición y desarrollo infantil.
“El tener una buena salud y una buena alimentación facilita un buen desarrollo en los cuatro aspectos esenciales del aprendizaje de un niño, que son observación, razonamiento, vitalidad física e inmunidad”, señaló a SUMEDICO la licenciada en Comunicación Humana Laila Anguiano.
Observación y ejecución
Por su parte, la doctora Elizabeth Robledo, Jefa del Servicio de Cuidados Intensivos Neonatales del Centro Médico Nacional “20 de Noviembre” del ISSSTE, señaló que es muy importante, después de la lactancia materna, alimentar a los bebés con toda clase de alimentos, poniendo énfasis en los nutrientes más importantes.
“Los primeros meses de alimentación en la vida de un niño son muy importantes porque van a repercutir en el futuro de su desarrollo”, explicó la especialista, y señaló también que el 80% del aprendizaje de un bebé comienza con la visión.
Explicó que para reforzar la observación en un bebé, es importante alimentarlo con nutrientes como aceites omega 3 y omega 6, además de taurina, luteína y vitamina A, “sobre todo antes de los tres años de edad, y que en esa etapa los niños se relacionan con el mundo, explorando todo, mostrando interés en objetos de acuerdo a su color y su textura”, indicó, e hizo hincapié en lo importante que es que los bebés pasen de espectadores a ejecutores, integrándose al mundo que los rodea.
Dieta e inmunidad
La alimentación que un bebé recibe desde los primeros tres años de vida está relacionada también con la potencia y la efectividad de su sistema inmunitario, el cual lo ayudará a defenderse de enfermedades e infecciones que puede contraer por su relación con el medio ambiente, señaló la doctora Elizabeth Estrada, alergóloga pediatra.
De acuerdo con la especialista, es importante que los pequeños reciban en su alimentación nutrientes como zinc, hierro, selenio, vitaminas A, B6, C y E, para que su sistema inmunitario sea más resistente.
“Se trata de que el bebé vaya adquiriendo tanto macronutrientes como micronutrientes que ayudarán al bebé a desarrollar una buena salud cardiovascular, así como a prevenir problemas neurodegenerativos, tener una buena respuesta inmune y un buen metabolismo”, señaló.
Ácidos grasos y razonamiento
De acuerdo con el doctor Fiacro Jiménez Ponce, doctor en ciencias biomédicas por la UNAM, los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga son necesarios para el desarrollo óptimo cognitivo y visual durante el máximo crecimiento cerebral, el cual ocurre en los primeros tres años y medio de vida.
“Los ácidos grasos como omega 3 y omega 6 son necesarios para el buen desarrollo del bebé, sin embargo, el organismo no los produce, así que lo mejor es obtenerlos de alimentos como pescados de agua fría como atún y salmón”, indicó.
Para que el bebé pueda integrar sus conocimientos adquiridos al mundo que los rodea es importante que, además de los ácidos grasos, consuma nutrientes como colina, taurina, hierro, yodo y zinc.
“Este tipo de nutrientes se relaciona con el desarrollo cognitivo y ayuda a los niños a resolver problemas cotidianos”, señaló.
Correr, saltar, trepar
“Cuando un adulto llega a una fiesta busca en dónde sentarse, mientras que un niño explora el territorio y busca en dónde va a comenzar a subirse”, dijo a SUMEDICO la doctora Laila Anguiano, al referirse a la importancia de la vitalidad física de un niño, proveída con su alimentación temprana, la cual ayudará a su aprendizaje.
“Los niños gastan mucha energía en el día, por lo que es importante que su alimentación vaya acompañada por nutrientes como calcio y la vitamina D, los cuales ayudarán al crecimiento y el fortalecimiento de los huesos, además de la contracción muscular”, señaló.
La especialista señaló que cuando existe deficiencia de vitamina D, es posible que se desarrollen problemas como raquitismo, que se caracteriza por una mala mineralización ósea. Por lo que algunos especialistas recomiendan complementar la vitamina D en lactantes y niños pequeños por medio de la exposición solar, o bien desde los alimentos.
Andrés Vargas Reynoso/SUMEDICO
México, D.F. a 10 de octubre 2012 [:]