Fuente: http://faros.hsjdbcn.org/
Fuente original: Asociación Española de Pediatría
El cambio de hora puede afectar al reloj biológico de los niños provocándoles principalmente trastornos del sueño. Si bien en 2 o 3 días se recupera el ritmo, existen herramientas para reducir sus efectos.
El cambio de hora responde al adelanto y atraso de una hora que realizamos cada primavera y otoño con el fin de reducir el consumo global de energía, haciendo coincidir el comienzo de la jornada laboral con las horas de luz. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro doméstico en iluminación desde el cambio de horario de Marzo al de Octubre puede ser de un 5 %.
Actualmente unos 70 países han adoptado esta medida, y concretamente en la Unión Europea existe una regulación que unifica los días en los que se producen los cambios de horario. Se ha establecido que sea el último domingo de marzo y de octubre.
El pasado sábado 28 de marzo de 2015 adelantamos una hora (las 02:00 de la madrugada pasaron a ser las 03:00) con lo que dormimos una hora menos, y con esta medida se pretende ahorrar energía.
Aunque sólo se trate de una hora, esta medida puede afectar al biorritmo de los más pequeños. Según el grupo especializado en sueño de la Asociación Española de Pediatría (AEP), los niños son el colectivo que más nota los efectos. Su reloj biológico puede tardar varios días, e incluso una semana, a adaptarse al nuevo horario.
Respecto al cambio de hora que tiene lugar en marzo, a diferencia del de octubre, se traduce en que dormimos una hora menos y ello implica que al día siguiente se adelantan las comidas y la hora de acostarse por la noche. Es normal que los niños presenten somnolencia durante los primeros días, mal humor, irritabilidad y que están más apáticos y ansiosos.
El cambio en las rutinas normales del pequeño suele comportar irritabilidad, y también es posible que haya cambios en el apetito, especialmente en bebés. A medida que se hacen mayores, los efectos se van reduciendo, aunque no desparecen del todo. Los padres deben estar preparados, pues sería relativamente normal observar que su hijo está de peor humor durante esos días.
Cómo reducir el impacto del cambio horario
Una de las mejores maneras para hacer que el cambio horario no se note tanto en los pequeños es acostumbrarlos unos días antes de que se produzca. Así, por ejemplo, se puede adelantar unos 15 minutos el horario de todas las rutinas del niño: comer, dormir, levantarse… De este modo el cambio resultará menos brusco.
Es bueno comenzar con este sistema con una semana de antelación al cambio oficial de hora. Además, es importante que toda la familia le acompañe. De este modo comprobará que el cambio es algo que afecta a todos los integrantes del hogar y le costará menos sentirse implicado y acostumbrarse al cambio de hábitos.
El momento en que los pequeños notarán más el cambio es el domingo por la noche, ya que es cuando deben conciliar el sueño en un horario que no les resultará normal.
Es recomendable explicar a los pequeños la razón por la cual hay una modificación horaria, así como darles a entender, en la medida de lo posible, por qué anochece más temprano y por qué motivo en otoño ocurre lo contrario.
Referencia bibliográfica:
Recomendaciones sobre el cambio horario. Asociación Española de Pediatría.
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