Para jugar con el bebé, al igual que para su crianza en general, es necesario que la madre y el padre confíen en su propio criterio, ya que si sólo tienen en cuenta lo que los expertos, la familia o los amig@s dicen que tienen que hacer, se sentirán muy inseguros y esto será transmitido al bebé. En cambio, si son libres para seguir sus propios instintos y tomar sus propias decisiones teniendo en cuenta o no lo que el resto dice, se verán cada vez más capaces y más seguros, y por supuesto, el bebé lo sentirá así y podrá guiarles en su desarrollo. De esta manera, podrán permitir al bebé tener experiencias totales en las que ell@s también tomarán parte y mediante ellas el bebé irá desarrollando sus capacidades.
Teniendo tiempo para el bebé éste irá con el tiempo comunicándose tanto con la madre como con el padre a través de miradas, gestos y, poco a poco con palabras, consultando las nuevas situaciones que le surgen en el día a día. Además, el vínculo afectivo se irá creando de manera sana y el bebé se irá desarrollando plenamente de manera natural aprendiendo de sus propias experiencias.
Realmente, jugar con el bebé sale solo a una madre y a un padre, no hace falta que nadie les enseñe, pero sí pueden tenerse en cuenta varios factores para ayudar a que el vínculo sea sano y el desarrollo del niñ@ sea armonioso:
- Intentar tener como rutina el desconectar del resto para dedicarle tiempos de juego verdaderos al bebé, pudiendo disfrutar así en familia atendiendo a lo que el bebé necesita en cada momento.
- Ofrecer un espacio rico en experiencias adaptado a su edad. No hace falta tener muchísimos juguetes de luces y colores, ya que los objetos cotidianos son una gran fuente de experimentación para los niñ@s.
- Utilizar el suelo como espacio de exploración. Siempre poniéndonos a la altura del bebé para que pueda ver nuestros ojos a la altura de los suyos, facilitando así la comunicación. Estando tumbados en el suelo con el bebé nos surgen infinidad de posibilidades de descubrimiento postural, de movimiento, de percepción visual…
- Los mimos, los besos, abrazos, masajes… nunca sobran, los niñ@s no se acostumbran a ellos, sino que los necesitan para crear unas buenas bases emocionales. Además, aunque parezca que cuando ya cumplen 7 u 8 años ya son mayores, siguen siendo necesarios a lo largo de toda la vida.
- Es importante acompañar al bebé en el juego, en sus descubrimientos e intentar que sea él quien los descubra. Si se lo damos todo hecho y se lo facilitamos, no será capaz de descubrir la manera de hacerlo por si solo.
- Tener siempre en cuenta que cada niñ@ es diferente y tiene un ritmo que hay que respetar.
Para poder tener en cuenta todo esto también es importante conocer las características evolutivas de su edad para facilitar al bebé su desarrollo de manera natural, sin forzar posturas o movimientos que aún no ha adquirido por sí solo, volviendo a acentuar que cada niñ@ tiene su ritmo y su desarrollo.
Durante las primeras semanas de vida el bebé experimenta todo desde los sentimientos que le surgen al manipular a través de los sentidos. Vive el aquí y ahora con mucha intensidad por eso puede pasar de un sentimiento a otro en poco tiempo. El sentido de la vista aún está desarrollándose y puede percibir colores, formas e intensidades, es por ello que hay que tener en cuenta que ve a una distancia aproximada de la cara de mamá cuando le está dando el pecho, y aun así, todavía se centra en los bordes de la cara, no en el interior.
Ya entre la semana 8 y 12 comienza la interacción social mediante la sonrisa voluntaria, los balbuceos, la mirada… Sigue viviendo intensamente el aquí y el ahora pero es muy importante el con quién. Además, ya ve mejor y le atrae mucho la cara de las personas y sus componentes, sobre todo busca la mirada.
Van pasando las semanas y comienzan los volteos, los balanceos, el gateo, el sentarse por sí solo… las exploraciones cada vez son más intensas y desde perspectivas diferentes.
Entre los 8 y 9 meses empieza a darse cuenta de que sus actos tienen consecuencias, es decir, si cierra los ojos no ve, si da con el pie en la silla le duele… por eso, empieza a entender que él y mamá son personas diferentes que sienten y actúan distinto y comienza también a sentir la angustia de separación.
Sobre los 12 meses ya desarrolla intenciones, deseos, sentimientos, atención, pensamientos y recuerdos. Ahora vive en el pasado, presente y futuro inmediato.
Esto solo ha sido una breve pincelada del desarrollo evolutivo del bebé, ya que lo realmente importante es que tanto la madre como el padre sigan sus propios instintos, teniendo coherencia entre sí, y que dediquen tiempos plenos de juego en familia dejándose llevar por lo que el bebé les va mostrando.
Laura Rodriguez Puertas