Para ello, sabiendo que lo que cambia es la leche y la forma de tomarla, solo es necesario tener en cuenta las bases de la lactancia natural:
– Dárselo teniendo al bebé en brazos.
Si tomamos en brazos al bebé cada vez que le damos el biberón, le estaremos dando la misma confianza y el mismo contacto físico que cuando le damos el pecho. El bebé sentirá los latidos del/a que le da el biberón y se respetará el mismo contacto visual que cuando se le da el pecho.
– Mantener las referencias.
Se recomienda, en medida de lo posible que siempre se lo de la misma persona (2-3 como mucho). Así el bebé mantendrá como referencia a esa o esas personas y el apego será más facil. Esto ayudará a tranquilizar más al/a niñx.
– Cambiarlo de postura.
Al darle el pecho y cambiarlo de uno a otro, su campo visual cambia. Hay estudios que afirman que al darle el biberón siempre en la misma postura, el desarrollo del cerebro no es tan bueno. Para que este desarrollo sea lo más equilibrado, se recomienda que cada vez que se le dé el biberón (o en cada toma) se cambie de postura al bebé.
– Sin horarios.
Al igual que con la lactancia natural, se le debería de dar el biberón cada vez que el bebé lo pida y se le dejará que tome la cantidad que necesite. Sin horarios en cuanto a la periodicidad ni duración.
– Piel con piel.
Se recomienda mantener el máximo contacto físico con la persona de referencia aún dándole el biberón, utilizando la técnica de piel con piel.
– Disfrutar.
Al igual que con la lactancia natural, se recomienda que el momento de la toma no sea solo un momento para alimentarlo. Las miradas, los roces, las cosquillas… son una buena manera para disfrutar mutuamente.
¿Quieres saber más sobre Nahia? AQUI