¿Pueden los niños tomar decisiones? Niños de 3 a 6 años.
Dejar que tomen algunas pequeñas decisiones proporciona a nuestros hijos la vivencia de que les tenemos en cuenta de que valoramos sus gustos y opiniones y que no son ni muñecos ni marionetas que manejamos a nuestro antojo.
Si somos padres de niños de esta edad sabremos que su “yo naciente” está deseoso de autoafirmarse y de ejercer su voluntad. De hecho, seguramente muchas de las rabietas que puede tener nuestro pequeño serán precisamente porque él desea hacer una cosa que no encaja en nuestros planes. Algunas empiezan porque no quiere ponerse el pantalón que le hemos elegido o la camiseta no le gusta.
Es importante que los niños tengan la ocasión de tomar pequeñas decisiones, pero teniendo en cuenta que somos nosotros quienes debemos velar siempre por su seguridad y bienestar. Tener claro qué cosas pueden decidir y cuáles no, así como el cuándo, el dónde y el cómo, nos facilitará poderles dejar decidir sobre determinadas cosas.
Debemos tener claro:
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Qué cosas podrán decidir y cuáles no. Por ejemplo, es inegociable la hora de acostarse, ir o no ir al cole, o los hábitos y rutinas de comidas, baños y otras medidas higiénicas (lavarse las manos o los dientes), u otras medidas que pongan en riesgo su salud.
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Concretar las opciones. En el caso de que puedan elegir sobre la comida es importante dar un par de opciones que previamente habremos pensado, por ejemplo ¿Qué quieres de postre, fruta o yogur?
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Dar cierta libertad dentro de unos límites claros y establecidos.Nuestros hijos pueden no querer vestirse del modo que les hemos elegido nosotros la ropa y si no es algo muy extravagante lo que quiere ponerse, no hay ningún problema en que escoja él la camiseta o el vestido de ese día.
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No obligar si no quiere decidir.
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No excedernos en las alternativas y dejar que decidan absolutamente todo ellos. Pensemos que son pequeños, muy pequeños todavía y que podemos saturarles si les dejamos decidir en todo momento, no están acostumbrados a ello y necesitan de nosotros para que les acompañemos en el camino de hacerse mayores. Poco a poso. No agobiemos ni sobrecarguemos a nuestros hijos con la responsabilidad de estar decidiendo en todo momento.
Dejemos que crezcan, que su yo naciente se desarrolle plenamente, escuchemos lo que tienen que decirnos. Recuerda su opiniones, gustos y decisiones son parte de nuestra familia, tengámolos en cuenta.